19 oct 2008

Gualeguaychú y Entre Ríos.


Sentado frente al mar, dice una canción que escuché cantar muchas veces en muchos bares con muchas guitarras, en muchas peñas. La canción es de Los Iracundos, un grupo muy viejo, muy grasa. Curiosamente, fue el inicio de una idea potente, que no la abandoné hasta hoy, hace unas horas, después de dos días de encierro. Pero la idea es mucho más vieja. Parte de la angustia que sentí, muchas veces (ya desde hace unos años, no tanto) por el corte del puente en Gualeguaychú, mi provincia adoptiva. La gente que conozco, mis amigos, algunos enemigos, me miraban como un loco cuando me oponía a ese corte. Incluso, hay varios comunicados, acciones políticas, que he firmado o participado negociando un poco pero tomando distancia, una cosa, digamos años atrás, de loco. Hoy todo está más claro, supongo, o por lo menos, se puede disentir. Por eso me da bronca no haberlo hecho antes: pero la exclusión, es, ves, eso. El momento. Diga nomás lo que quiera. Pero en su momento, cuando no haga falta.
El caso es que imaginaba dos orillas, atravesadas por el río de los pájaros (pequeño homenaje a juanele, y crítica, si las hay difícil, porque la pedantería colonial de la UBA me genera igual de simpatía que la frase de Hegel: "los negros son inocentes, no participan de la historia" con la diferencia que siempre prefiero el original que la copia) que dividían dos países, que no quería situar en centroamérica: ese territorio de grises coloridos. De O Donell y exotismo de los primeros beats norteamericanos, de orientalismo posmoderno y primitivismo de la primera vanguardia. Aunque no resolví la geografía más que inventando dos países. En uno, de este lado del río, van a poner una fábrica de escarbadientes, que implica la industria maderera. Del otro, entonces, había que narrar una serie de personajes que superaran o suspendieran sus contradicciones, en pos de una batalla conjunta: así la pequeña industrial gorila con ínfulas de Club Social peleaba junto al obrero nacional y popular, la estudiante izquierdista medio pobre temporalmente junto al profesor fascista atemperado, el periodista corrupto junto al honesto y pobre, el milico mafioso junto al dirigente mañoso de la cultura. La idea maduró. Le di algo de forma. Me agarró algo de fiebre, excusa perfecta para borrarme un cacho, y ahí salió. Recién cocinada. Una nueva novela: dos días de encierro, el inmenso, increíble placer de terminar con una obsesión, la delimitación de los personajes, lo no dicho claramente, lo que se intuye, la algarabía de la imaginación, ni más ni menos, que todo eso. Terminé. Tengo que recomponer, tras mi huida escribidora, un par, o un par de un par de relaciones, resolver algunos problemas, decir estoy vivo en un par de lugares, pero el resultado es satisfactorio: por eso comí, tranquila y plácidamente, un sellado de corazón de alcaucil, una cerveza artesanal barba roja, y vuelvo a mordisquear, caído el sol, una computadora, los diarios que en la mesa me esperan, otro proyecto que urgente se me debe ocurrir antes de agotar pilasy sentir el fracaso de casi todo, antes de entusiasmarme con personajes que puedo adorar, justo y apenitas, cuando deben morir para siempre. En el olvido, sanamente. Así es la cosa. Pero estoy contento. No hay cómo bien explicarlo. Sentado frente al mar, mirando las dos orillas, algo así, medio cursi, medio obvio, remanido, previsible: como las cosas que nos gustan. Como las cosas que somos, la mayoría del tiempo. El resto es, apenas, lo que hace la historia. Y solamente aveces.

4 comentarios:

pupi espinoza dijo...

Como le vá Carrasco como el aeropuerto de Montevideo.Le comunico que soy un flamante inscripto en la cuenta Geogle lo que me dá derecho a aplaudirlo o discrepar con Ud, en su propio terreno.Como sé que vá a ponerse contento que un comprovinciano participe de su blog lo saludo att.,lo felicito porqué si entendí bien ha terminado ua novela.Además nos ha regalado una foto del maestro Juanele Ortiz que viene muy bien para cuando salga mi blog y es todo un placer ver que Ud.no lo olvida.
Aprovecho a saludar a todos los viejos amigos y compañeros de la recordada y querida Paraná.Esperando que me escriban y para que no digan que no saben la dirección ahí vá:pupiespinoza@yahoo.es

Anónimo dijo...

Que bueno.Tira un borrador, algo.
¿Tiene final epico o todo queda flotando?.

Anónimo dijo...

Lucas: a ver...un par de cosas me hicieron sentir indentificada con el post, la primera: yo también me oponía a esos cortes, pero no es de esto que te quiero comentar, sino de la segunda: trabajo en lo que alguna vez fue una fábrica de escarbadientes que dejó de fabricar en los noventa para importarlos de china. Los escarbadientes entran al país a granel y son considerados materia prima, lo que significa una baja en ingresos brutos y que en los envases diga "industria Argentina". El argumento es el de siempre: resulta mas rentable (?..) no sé, me da algo de vértigo, y no niego que pueda ser considerado una exageración de mi parte, saber que un elemento tan frágil y delicado, transite por tantos lugares antes de ser introducidos inocentemente en nuestras bocas, son ese tipo de cosas que preferiría ignorar, como de que están hechas las salchichas, por ejemplo, o como se cosechan los champignones, o como se elabora el queso roquefort, pero cada vez que cuento esta historia la gente se me queda mirando y nunca logro saber que expresa esa mirada, si total indiferencia o comparten mi desasosiego, es decir, ser conciente de repente que el país en el que viven y hace un culto de las picadas, no sea capaz de asumir el compromiso de fabricar sus propios escarbadientes

Ignacio A dijo...

hey! me he sentido engañado con la foto... lei todo tu post buscando algo mas que la mención del poeta!
je! un abrazo, de todas formas paso seguido por aca, nunca me desilucionó, ahsta hoy...