Se trata de hacer un país más justo, pero nunca se logrará. Es imposible estar conforme, decir hasta acá. La historia, esa neurótica, tiene la manía de continuar. Siempre habrá religiones o ciencias u otros discursos que la den por prontamente terminada, y un atributo de la propia historia es ser original: llegó hasta a crear un discurso histórico del fin de la historia. Siempre habrá otros horizontes, nuevas batallas. La gran esperanza puede radicar en conformar escenarios donde se libre la batalla de la política, escenarios pacíficos, donde se puedan inscribir estas luchas casi, diría, inexorable. La democracia intenta ser eso.
Hay algo raro, en todo esto.
La mayoría de nosotros, siempre exceptuando a los abogados, claro., hemos metido la cabeza por la ventana de la política con nobles ideales que, sin perderlos, transformándolos poco o mucho o nada, al cabo de un tiempo nos vemos envueltos en rupturas de relaciones, disputas amargas, discusiones agrias. Es raro cuando uno se detiene a pensarlo.
También, de algún modo, tiene que ver con la juventud de la democracia, con ideas incubadas en la modernidad, con su propia superación, con el peso de historia, con el drama de la historia.
No se trata de personalidades conformadas de determinado modo para soportar un grado mayor de presión y stress que devienen en ese territorio donde la táctica prima encajando de modo perfecto. No es eso. Habrá, hay, gente que sí. Siempre es así. Hay gente para todo.
Pero, la gran mayoría de los que rastrean con dramaticidad los avatares cotidianos de una política, si se quiere y dicho amplia y simbólicamente, de una política escrita, no ingresaron a este pequeño mundo con estas expectativas. Y sin embargo.
Es lo que hay.
No tengo nada importante para decir al respecto. Pero a veces es curioso señalarlo. Detener los dedos que saltan, tomar aire, buscarle un sentido, tirar el aire, volver a teclear.
3 comentarios:
Vos tenés razón. Si consideramos que el mundo es así, y que la injusticia va a continuar, más vale no hagamos nada, porque mucho o poco que trabajemos no hará diferencias. Ese es el fundamento de mi trabajo en política. Pero me acechan las peleas, las incomprensiones, las disputas, las desconfianzas... y entonces me encierro... y no hago más que teclear, como decís vos.
Tal vez sea hora de hacer algo más que eso, de organizar y organizarSE para ser algo más que "el pueblo que sufre y produce" (Perón)
Suelo ver las políticas actuales como planteadas bastante correctamente... pero a veces siento que no alcanza... Pero, es lo que hay... y no es poco.
Por eso que la política no es para la gente. Es para los abogados. ¿Cristina? ¿Nestor? ¿De la Rota? ¿Menem? ¿Alfonsín? ¿me olvido de alguien?
Lucas, cada día escribe mejor. No ya en promedio, sino en calidad de obra individual.
Un abrazo. Feliz fin de año.
Ezequiel
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