21 oct 2008

El relato kirchnerista

La posibilidad de la construcción de un relato, en los términos en que lo hizo explícito el kirchnerismo a través de Cristina, tiene que enmarcarse, más vale, en la crisis de los relatos. Si por tal cosa se entiende (creo que fue Vatimo el que utilizó esta categoría, pero también pudo haber sido Lyotard) una crisis de las narraciones totalizantes, y si se considera, como en mi caso, que el repliegue del posmodernismo (fundamentalmente a partir de la caída de los torres gemelas, pero también acaso por la misma velocidad efímera que supo captar el posmodernismo, y haya sido víctima de ese movimiento) no deshabilita algunas intuiciones correctas que, en el plano estético y artístico sobretodo, supieron captar con lucidez; que este repliegue no implica, entonces, desconocer algunos elementos de verdad (con perdón de la palabra) que el discurso posmoderno proponía: entre éstos, la crisis de los grandes relatos abarcativos. Que a ese despliegue de crisis de relatos unívocos, capaces de atrapar una vida histórica y un porvenir explicativo del presente, que a esa crisis, hay que a la vez situarla en la enorme derrota que al campo nacional y popular, en su variante de peronismo de izquierda, le propinó la última dictadura militar y quizás, también, el propio último Perón, que también hay que combinar esto con la restauración democrática y –por lo menos, la redefinición dl andamiaje partidario y sus grandes concepciones ideológicas.
Si el radicalismo puede mostrar signos de agotamiento, porque la continuidad democrática formal, en sus formas, eh!, continúa, y el viejo partido militar ahora se desplazó hacia otras corporaciones, y en cambio en el imaginario social, a partir de la cláusula gatillo que significa el polo Lealtad/traición, el peronismo sobrevive porque la democracia no agotó la capacidad de producir injusticias que caracterizó al partido militar en el estado, por el contrario.
Incluso en nombre de la justicia social, se hizo mierda el estado de bienestar. No es poca cosa.
Pero, entonces, el viejo recuerdo del estado de bienestar, su perduración relativa (no en términos de la historia occidental, si en los accidentes nacionales de los avatares políticos, por decirlo con liviandad) opera como horizonte de futuro, como promesa, como posibilidad y como ámbito de pertenencia, por la perduración obstinada del partido de la Unidad Antipopular, que cambia de nombre pero es siempre el mismo. Acusando de lo contrario a su rival, esa cosa oscura y amorfa que mal estudiaron los sociólogos: era asunto de biólogos y, no recuerdo cómo se les llama, pero también de coleccionistas de mariposas. Que vieron que muertas y pegadas en un álbum sepia, son feas, grasas, incomprensibles: ningún niño creería que esa cosa marrón y negra algún día fue colorida y provocó felicidad. Creerá que es un cuento de viejos. Y sin embargo.
Acá estamos. El relato se puede, se debe, se necesario, imprescindible, pero seguramente tiene menos de laboratorio que de sujetos sociales, de espíritu revulsivo, del odio que sepa envenenar y sus manifestaciones concretas, el Partido de la Unidad Antipopular. Sin irritarlos, no hay relato. Triunfa el de ellos. Pero aunque lo hubiera, y brillara como una Esmeralda, se esfuma al poco rato, sirve de nada, más que para recordar la promesa que fuiste, la enorme piedra que cargás en la espalda: no hay nada más patético que ser la promesa que fuiste.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ayer hablábamos en un asado con el amigo solanista antony (solanista de julio solanas no de pino). Muy disgustado, él, con la pipa de la paz que fumaron busti y kirchner en olivos la semana pasada. ésto es, congoja porque el compañero (mmm) busti, había fogoneado el conflicto rural contra las retenciones móviles con sus amigotes de la region centro, peluquita schiaretti y el carilindo reutemann (el inundador segun dice amsafe).
le decía entonces que hay unrelato peronista que remite al 45: pleno empleo, salud y vivienda, educacion y esas cosas que el estado garantizaba, en un mundo en guerra y con campos de concentración manejado por arios; y acá, el viejo fascista, en vez de "concentralos", los avivó.
y es lo que tenemos.
el 17 hubo palos y tiros en paraná.
era sabido. forma parte del discurso peronista, no habia floggers (ni los compañeritos de florencia k que son re locos) ni emos (creo que ni natanael a. estuvo).
hubo pueblo, eufemismo si los hay.
todo esto remite al discurso peronista, o del estado de bienestar; impulsos que se activan y que los armadores de imagen pretenden cooptar sin buenos resultados.
el discurso cristiano, profético, apostólico y hasta mesiánico, puede servir para conducir este eufemismo.
pero no hay formas eficaces: solamente posibilidades, ensayos, intuiciones de aquel (o aquella) que quiere ser lider

Fernando J. Baez dijo...

Yo estuve el 17 en Paraná, no emo como Natanael, ni escribiré como Lucas (que me hace acordar a un primo que hacía tres largos sin salir a respirar y era mi ídolo), pero yo estuve. Y también estuve el 16 a la tarde porque no me aguantaba las ganas. Pero no ví los palos y los tiros, si alcancé a ver unas piñas entre unos portenos y unos rosarinos del Evita, que duraron dos minutos. No entiendo bien tu hipótesis "eufemística", pero si te gusta te digo que por esas dos o tres horas yo fuí parte de ese "eufemismo" y fuí felíz.

Unknown dijo...

EP, estoy de acuerdo, excepto en una cosa: las volteretas de Antonio, no le otrogan capacidad sincera de enojo.


Alérjico: hubo piñas, yo no las vi, pero sí se quienes se pelearon. Igual, es un hecho completamente menor y sin importancia.