27 nov 2008

Manual del periodista independiente.

Atención: en esta nota no se habla del juicio por expropiación de los “hijos” de Ernestina Herrera de Noble, ni de la ley de radiodifusión, ni sobre el triple play, ni sobre contabilidad deficitaria de empresas ni condiciones laborales y sindicales. Esos son temas políticos que agitan los K para amordazar a los medios y a la libertad de expresión. Bien, ahora póngase el casco, las botas, el chaleco antibalas, lleve la tinta limón y súbase al tanque: estamos por ingresar en Buenos Aires, uno de los lugares más peligrosos y difíciles para ser un periodista independiente.


Argentina 2008, bienvenidos al violento oficio de escribir.



Ya es una norma que una entrevista al diputado Kunkel, o una mención al diputado Kunkel, implica el adjetivo de “ultra K”. Ultra es algo que es más que se4r simplemente K, de lo que hay que deducir que Kunkel es más Kirchner que el propio Kichner.
Ya en tiempos de Menem se usaba el adjetivo “ultra menemista”, pero no hay registros de “ultra alfonsinista” para por ejemplo Jaroslaski (que fue jefe del bloque radical en diputados), “ultra peronista” (para Cámpora) o “ultra videlista” (para Joaquín Morales Solá). Acaso porque, en aquellos remotos tiempos, el pensamiento duro estaba bien visto, la adhesión llana, concreta, ideológica y sincera: nada del otro mundo.
¿Hablar con Kunkel, con D Elía, con Depetri, es hablar con el círculo chico del kichnerismo? Las mismas crónicas que para nombrar a estos tres dirigentes políticos como “ultra kichneristas” se encargan de decirnos que la mesa chica, la del “doble comando”, tiene otros integrantes. Se debe entender, entonces, que el calificativo de “ultra” viene a cuento porque obedecen ciegamente las “órdenes” emanadas de la mesa chica. Obedecer, está mal. Tener disciplina partidaria, también. Excepto que se pertenezca al bloque PRO, o al radicalismo. O excepto que se piense autónomamente como Adrián Pérez, o María Eugenia Estensoro.
Pero, si Kunkel trasciende en su historia y militancia política, desde Montoneros a la fecha, atravesando el drama, la tragedia, quizás la comedia de la izquierda peronista; si Depetri en la construcción de la CTA y en la historia de ATE trasciende largamente al kirchnerismo, si D Elía, funcionario echado del gobierno por posiciones similares a las del chavismo en política exterior, trascienden también en su historia dentro del movimiento popular al kirchnerismo, no es un matiz a considerar por los narradores que entienden el mundo político nacional como dividido entre “ultras kichneristas”, o “los K” versus los independientes. Un reemplazo aborigen de otros clivajes más sofisticados, como izquierda y derecha, conservador o progresista, o blanquitos y negritos.
Los matices, rasgo distintivo de la inteligencia, están del otro lado, donde no hay ultras. TNmbaum, acaso el exponente más vulgar y por eso comprensible de este estatuto del razonamiento previsiblemente independiente, suele hacer alarde de saber qué piensan “los K”, tarea ciertamente elogiosa de la imaginación, porque nunca revela las fuentes. ¿Cómo saber qué piensan sobre cualquier tema coyuntural, los denominados “K”?
No es una tarea fácil: requiere maniqueísmo, una cosmovisión que necesariamente debe polarizar –de un lado, los homogéneos “K”, ¿y del otro? Ya se verá- pero, dado que los matices son atribuibles a los que se definen en tanto no son “K”, al mismo tiempo que se establece un estatuto conceptual polarizante, se niega la capacidad de polarización como un atributo positivo, y se endilga, he aquí un verdadero ejercicio de la imaginación, el ansia de polarizar a los “K”. ¿Por qué? Porque son homogéneos. Y si algo es homogéneo, todo lo que no es homogéneo, queda afuera. Esa es la polarización, palabra demasiado sofisticada para mentarla, reemplacémosla por crispación, perturbación, conflictividad, queda más lindo.
Pero, ¿Son homogéneos?
Puede ser, el exponente que presenta la premisa de que “los K” dicen tal cosa, entiende que sí. No importa realmente que sea así, el exponente entiende que sí.
Y entiende que está mal la homogeneidad, porque trae polarización. O sea, entiende que hay homogeneidad, para luego entender que la homogeneidad está mal.
El caso es que, a esta altura, el ejercicio lingüístico lleva la fantasía al límite.
¿Tienen un pensamiento homogéneo Aldo Ferrer, Horacio verbisqui, Hebe de Bonafini, Carlos Kunkel Hugo Yasky, Ricardo Foster, Luis D Elía, José Pablo Feinman? ¿Argumentan las mismas cosas ante una misma medida?
Según cierta narrativa homogénea y mayoritaria al interior del periodismo, sí: piensan del mismo modo, argumentan lo mismo, obedecen a la mesa chica y, con algunas piruetas lingüísticas, el cronista puede indagar y saber qué piensan “los K”. Curiosamente, en el universo de “ultra K” no ingresa ningún ministro, ningún presidente de bloque o de cámara, ningún secretario legal y técnico, ningún gobernador, ningún dirigente empresario, curiosamente. O no: si usted tiene una cajita para garpar a la prensa, hay un Código Político de que lo trataran con respeto. Si tiene además, convicciones cambiantes y muy poco sólidas, quizás lo hagan jefe de gabinete y en las mañanas de Mitre lo traten como a un gran pensador nacional.
El mundo visto según la versión periodística mayoritaria es polarizado, polarizante, desconectado de la realidad, falto de complejidad y sofisticación y, perdón, profundamente interesado. Esto lo hace independiente, del bien común, claro. Es el discurso de un partido político de centro derecha moderno: niega que esté haciendo política, que lo suyo sea un discurso político –por el contrario, es sólo opinión (una, singular y original, casi debería quedar en la historia de la originalidad, al nivel de Cioran, esa opinión y cada simple opinión), es un pensamiento objetivo, o la pura verdad ni más ni menos, etc- pero polariza el campo político y debilita al adversario. Busca y logra eso, pero ojo, está todo bien: bienvenidos al club de los que hacemos política.
Porque esa vieja regla de la política, debilitar al adversario, quitarle homogeneidad y unidad conceptual, es la que se aplica cuando se divide al mundo entre “los K” y los independientes. ¿Se pretende quitar homogeneidad conceptual a, por ejemplo, el partido de la oligarquía?: entonces, bueno, ahí tienen su representante: Alejandro Gahan. Empiecen a correrse y despegarse muchos, como Mariano T, que tiene el campómetro y hace Ceremonial y Protocolo: que els explique que en realidad Gahan es un militante de la FTV.
Porque, cualquier dirigente político, en los últimos años, sabe que una “diferenciación”, o sea, el ingreso al mundo de los matices y de la independencia, implica como premio uno o dos semanas de elogios en esa narrativa periodística –donde la independencia, la diferenciación, el matiz, se vuelven virtudes por sí mismas: no importa de qué te diferencias. De modo que si 150 diputados votan una cosa, 70 votan otra, y tres votan un proyecto propio, ¿a quién entrevistamos?
Ojo, no hay porqué dudar que Nelson Castro no haya pensado siempre lo mismo que Pino Solanas, en el fondo, quizás no nos dimos cuenta que Nelson Castro era un chavista radicalizado, pero más bien, parece que no. Que tiene otros objetivos (legítimos pero negados) cuando, en el mismo programa, le da la razón a Patricia Bulrich, a Solanas y a Eduardo Buzzi.
Felipe Solá es un elegante ejemplo de esa capacidad para los matices. Es un tipo que se le anima, hurra, al kirchnerismo. Como se le animó al cafierismo, al menemismo, al ruckaufismo, al duhaldismo.
Sea electo como oficialista –y no cualquier perejil, sino uno de la mesa chica- aléjese del bloque y será bienvenido a la seriedad de Santo Biasatti. No haga lo contrario, si es electo por la oposición y se hace oficialista, será el hazmerreír. Lo sabrá Borocotó.
Así como en estos últimos años sería difícil encontrar un registro periodístico donde el PRO se asuma –por fuera de la campaña me refiero- “haciendo política”, jamás se encontrará un registro de un columnista de esta narrativa hoy mayoritaria, asumirse haciendo política, siendo opositor, etc. Por el contrario, lo más probable es que dentro de algunos años nos cuenten que apoyaron al gobierno, como ahora nos cuentan a los desmemoriados que al principio de la era kirchnerista ellos apoyaban al gobierno. No lo sabíamos, una pena. Pero no lo dudamos: sabemos que así funcionan las cosas, ¿o no Felipe? Seguramente, igual, se nos pasó por alto porque en ese momento, qué coincidencia, no había polarización.
Claro, la narrativa de la derecha moderna es antipolarizante, ve mal la polarización, no tiene continuidad ni relato histórico ideológico, por eso, desde la criteriosa independencia, sugieren a “los K” que no polaricen. Sugerencia que curiosamente se viene repitiendo desde la trasnversalidad –cuando el gobierno era “hegemónico”- la Concertación –cuando el gobierno “cooptaba” a los dirigentes políticos- la era de la “chequera K”- cuando el gobierno manipulaba el presupuesto público, perdón, “la caja”- hasta esta era, cuando el gobierno es débil, loco, casi dictatorial y, lo más obvio, completamente irracional. Pregúntenle a Doña Rosa si no me cree.
La racionalidad, que como todo militante de un partido de centro derecha moderno sabe, es contraria a un discurso político, interesado y mezquino; la racionalidad, clarito se sabe de qué lado está. El sentido común, que le dicen. Busque en la narrativa periodística la racionalidad, a ver de qué lado está. No del de “los K”, sino del lado de los independientes.
Porque estos opositores que no son opositores y hacen discursos con las reglas más básicas del discurso político sin hacer un discurso político, tienen, además, un gran olfato político: asumen la ausencia de oposición. Por eso es que son el periodismo independiente, no la oposición. Hasta que haya oposición, y luego de la transición, los realineamientos. Como pasa en el justicialismo y en el radicalismo y en el progresismo.
Así que no hay un pensamiento de los “Coalición Cívica”, de los “PRO”, así entre comillas, a lo sumo, de la oposición. Pero, tampoco hay un pensamiento de la oposición, sino que hay “cuestionamientos”. Los racionales no piensan (eso sí, tienen “sentido común”, no un proyecto político o un pensamiento partidario), los irracionales piensan, porque para equivocarse hay que pensar. No podrían estar siempre equivocados, sino tuvieran pensamientos equivocados. Otros que piensan son los “disidentes”, porque para pensar distinto y ser castigado por eso, hay que pensar, claro, pero es una pena que la oposición política no piense: los periodistas independientes no ocuparían ese rol, tan desinteresados y valientes. Quizás si pensaran, los opositores, que los hay, no vendría Cobos, Binner, Buzzi, Felipe Solá, Luis Juez, Scioli, en fin, los disidentes, a coparle la parada.
¿Qué se hace cuando la oposición es débil y es débil porque está fragmentada? Se polariza, de modo de sumar detrás de la oposición a todo el arco opositor. La técnica política que inmortalizó Ramiro Agulla, gran pensador político.
Y se esboza un discurso de la moral, de la independencia (que se monta sobre todas las virtudes que regala el relato del neoliberalismo presentable, llamado posmodernidad) de la racionalidad (pequeña contradicción, no? En verdad, no: es con presupuestos racionales que los filósofos posmodernos destruyen los meta relatos), de la sensatez, de cómo nos mira el mundo, de la estabilidad emocional de los gerentes de las finanzas, etc.
Dicho en criollo: “ustedes, abortistas, que vienen a quebrar la paz social”.
Ustedes, los abortistas –que incluye a quien está a favor de la interrupción de un embarazo producto de una violación a una menor débil mental, e incluye a la más radical de las feministas, e incluye a un médico con convicciones científicas: es decir, incluye a un universo variado que- vienen a quebrar –o sea, romper algo que estaba entero- la “paz social”. Sin ustedes, que cuando aparecen quiebran y rompen algo que ya estaba, continuaría eso que estaba, la “paz social”. Porque lo que estaba, era bueno: así que si quieren cambiarlo, lo rompen y es peor. La Paz social, o la unidad espiritual de la Patria, o el Ser Nacional, o el sistema de reparto, o la moral de las gentes inocentes (¿atrapadas entre un terrorismo de izquierda y otro de derecha?), o el ánimo jovial de los inversores, o el alma ciudadana que es reacia a los conflictos innecesarios y gratuitos (tan bien reflejado, ese espíritu que detesta el conflicto, en los programas de más rating de la televisión, donde entre las peleas de vedette alguien con mucho éxito en las revistas ataca innecesariamente al Teto Medina).
Habría que probar esta premisa desmenuzada, quizás concertando con Kunkel y D Elía para que hagan declaraciones en contra de la violación de las mujeres. A ver si, algún dirigente político se “diferencia” de ese discurso y gana una estadía con todo pago por las columnas de TNmbaum, Grondona, Nelson Castro, Morales Solá, Fontevechia, Lanata, Viviana Canosa, A Dos Voces, Luis Majul.
Quizás deban decir que les parece mal que “el gobierno” se meta con la independencia de la justicia, o algo así. El argumento, el tema puntual, no es tan importante: vale lo mismo que una “propuesta” en campaña del PRO: nada.
Las premisas fundantes de tener una cosmovisión maniquea y chiquita, válida para entender el mundo dividido entre Emos y Flogger, crean estos relatos. Donde, por supuesto, todos los nombrados son originales y únicos y autónomos e independientes, de modo que al analizarlos como un partido de derecha moderna, la reacción defensiva dentro de esa maquinaria conceptual será: “los K”, “atacan a la prensa”.
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Como atacan (y me cansé de poner comillas) los K a la iglesia, a la justicia, al mundo globalizado, a la oposición, al campo, al clima de negocios, al congreso, al tema de la lechería y la ganadería, a los militares, a la paz social, así atacan a la prensa.
Grandes valientes que luchan por decir la verdad, o tener una opinión distinta y única, pero el gobierno –esta vez no son “los K”- no permite la “disidencia”.
Porque, se sabe, en este país, no hay oposición posta post, sino “disidencia”. Como en Cuba, como en Irak, en Afganistán, en Libia, ahí hay disidencia. A diferencia de Chile, Estados Unidos, Francia, Alemania, donde, ahí sí, hay opositores, hay incluso partidos de derecha!, hay prensa opositora al gobierno!, todas cosas que no hay acá. Debe ser porque el gobierno, fo, otra vez, se ha peleado esta vez con las categorías académicas. Otra vez una pelea!
Si estábamos bien, ¿para qué lo cambiaron?, diría ese gran columnista periodístico que es Alfredo De Angelli. Perdón, que fue Alfredo De Angelli. ¿Me entiende?
Ustedes que les atan las manos a la policía. Si estábamos bien, ¿para qué lo cambiaron?
A ustedes les falta combustible espiritual. El de Bergoglio y el Rabino ciudadano. Dejar en paz a los militares y debatir en serio, pero muy a fondo, el sistema de reparto. ¿Qué apuro hay? ¿Tienen miedo de perder las elecciones el año que viene? ¿Y que la oposición deje las AFJP, si estábamos bien? ¿O es por la caja, la codiciada caja, que les permitirá ganar las elecciones el año que viene? Mmm, es sospechoso. Ahora que la indagación psicoanalítica sobre los deseos inconcientes que derivan en políticas de estado se ha transformado en un deporte nacional de los narradores únicos, autónomos, originales y obvio que independientes y desinteresados. Esos que dicen siempre lo mismo, por cadena nacional de radiodifusión privada.
Ahora que si yo digo que tu estilo confusamente no me gusta aunque no sabría decir porqué ni qué precisa relevancia tiene, pero eso sí: el neurótico sos vos. Porque hay cosas que el Gobierno no puede comprar. Porque lo importante es el estilo, para todo lo demás, existe Mastercard.

15 comentarios:

El Grito Primal dijo...

Lucas
Si. Llama la atención el porque de la utlización, por parte del periodismo, de categorías para referirse a cosas o personas.
Por ej. hablan de Kunkel refiriéndose a "ultra K", o hablan de Moreno como "el polemico secretario de Comercio Interior", peronismo de izquierda o de derecha, izquierda peronista, derecha peronista y así puede seguir la lista hasta el infinito. Es el valor agregado que le dá el periodista justificando su labor intelectual. Este tema de las categorías deviene de las Ciencias en general. Un punto es que utilizan categorías de análisis para describir la realidad, y tanto que se les ha hecho costumbre no distinguir la diferencia. Una categoría es una herramienta de análisis (que genera una síntesis que puede ser equivocada) pero nunca reemplaza a la realidad.
Y lo más jodido del tema, no es que lo diga TNbaum, que ya sabemos que en su afán de sobresalir echa mano de cualquier artilugio, lo más triste es que ha hecho moneda común esta confusión entre compañeros. Llamemos las cosas por su nombre: D´elía es D´elía y Kunkel es Kunkel.
TNbaun, La Nación, Clarín, infobae, sarasa, escriben desde el supuesto "orden natural de las cosas" (como había escrito hace un tiempo Néstor Sbariggi) y todo lo que no se encuadre ahí lo incineran.
saludos

Anónimo dijo...

Muy bueno, che. Un poco largo nomás, en las vacaciones lo leo y te digo q me paresió.

Anahí dijo...

Sin interés ni intención de entrar en los eufemismos de los doxósofos de la prensa canalla, un ejercicio de independencia remarcable para mí, fue por ej. la del INTI, al respaldar la ley de protección de glaciares contra el veto presidencial de la misma, la que ahora los ¿ultra k?, ¿los disciplinados?, ¿los veticalistas?, ¿los obsecuentes?, ¿quiénes?, quieren cajonear.
Saludos.

Lic. Baleno dijo...

El polemico Guillermo Moreno. Hasta Barcelona saco en tapa un chiste diciendo que se habria confirmado que "polemico" no era el segundo nombre del subsecretario jajajaja

Anónimo dijo...

Una costumbre para nada inocente del periodismo es presentar con DNI y certificados de vacunación a quienes argumenten en favor del Gobierno, y dejan en la ambigüedad de "consultor", "especialista en tal tema", sin dejar claro nunca si trabajan para un grupo empresario, si tienen una fundación con determinada línea ideológica, o si fueron integrantes de alguna empresa o gobierno, a aquéllos que nos predicen que si el gobierno no cambia de rumbo, nos espera el peor de los infiernos.

A lo mejor es una ingenuidad (soy bastante ingenuo), pero me parece que uno de los puntos de una futura ley de radiodifusión, es que cada vez que habla uno de estos personajes, se lo identifique claramente, así el pueblo puede ver desde dónde viene esa opinión, qué intereses defiende, y cuál es la intención oculta de sus palabras.

Lizzieacuarium dijo...

!!que mente maravillosa para decir tan sencillamente,,tanta verdad.
realmente estoy de acuerdo con todo lo dicho en tu nota tan clara ,tan cierta ,tan amena con tanta gracia, un placer leerla.y cuanta verdad..gracias: lizzie acuarium.

Anónimo dijo...

Como soy un dinosaurio te corrijo un detalle. La prensa si tenía un nombre para los ultralfonsinistas, eran los "Siraulistas", o sea los "Si Raúl" aquellos que siempre afirmaban lo que su líder decía. Durante la primera etapa de la gestión de Menem el neologismo trasmutó en "Sicarlismo", que tuvo menos éxito y que con el correr del tiempo se abandonó a favor del uso del prefijo ultra, que ha tenido un amplio uso dentro de la historia política del país.
Por lo demás y pidiendo disculpas por semejante aporte estúpido, me parece un excelente post.

Anónimo dijo...

Comparto tu análisis del dicurso de la "homgeinización" del kirchnerismo ensayado desde los medios. Podríamos llegar a la conclusión que, no descubrir matices es señal de poca agudeza mental. Pero después de leer el post un par de veces buscando similitud con algo, se me cruzó Gorililita Carrió con el dicurso del tren polaco.
El homogeneización es casi sinónimo de esteriotipamiento (son TODOS una manga de corruptos, Gorililita dixit)... de allí a la estigmatización ahi un paso (ese paso es el que permitió a la oposición llana trasmutar la disidencia por la mera puteada y a la dirigencia opositora abandonar el debate de ideas para hechar mano a la vulgar descalificación...). En ese punto, todo lo que haga o diga el gobierno, puede ser usado en su contra.
Todo fascismo que se precie de tal ha utilizado esas herramientas de manera previa a la acometida final, del exterminio...

Anónimo dijo...

Lea Carrasco, le va a gustar:

http://hipercritico.com/content/view/256/42/

Anónimo dijo...

Te has hecho un capitalista totalmente! Asi se hace luquitas, así vas a tener exito, de otra manera seras un fracasado.

Mariano T. dijo...

Y como entra el compañero Rico en esta homogenización?. Además por supuesto de ser pareja del ultra Kunkel.

Comandante Cansado dijo...

Es que el estilo es realmente todo... y el peronismo y por ende el antiperonismo son estilos.

Y ahora perdón que me salga del tema, pero aprovecho, Lucas, para avisarle que el último post en EeE es sobre un botánico francés que lleva adelante en Europa iniciativas parecidas a las de Eduardo Rapoport en Bariloche (combatir la aculturación alimentaria por medio de la vulgarización botánica, enseñando a reconocer plantas comestibles silvestres).

Couplan (el botánico en cuestión) también impulsa un proyecto para salvar parte de la selva nubosa, amenazada por el cultivo de la soja transgénica.

Cordiales saludos,

CC

Bologger dijo...

Una perlita la pregunta del periodista de Clarín a Zamora, en el matutino de hoy.

A propósito de su avasallador triunfo (85,6%) en Santiago arremete:

Pero es complicado para la calidad institucional una mayoría tan aplastante, sin oposición.

Pensar que en una época el slogan era "nueve de cada diez estrellas usan jabón LUX"

Unknown dijo...

El Grito, de acuerdo. Me hiciste acordar a una crítica de Rodolfo Puigrós a quienes analizaban la realidad desde el concepto, en vez de construir un concepto desde la realidad.


Anónimo: ya te pareció bueno, así que no te tomes vacaciones.

Anahí: llamalos la gente que piensa distinto a mí. te da cierto pinet de pensadora.

Baleno: de ahí lo habré sacado yo entonces.


Chelus: estoy de acuerdo con tu análisis. En la parte de la leyd e radiodifusión, no. Pero sí que a mayor diversidad, mayor claridad para el consumidor de que existen intereses.


Lizzieacuarimm, bueeee. no e spara tanto. Igual, gracias.

Unknown dijo...

Tux, gracias por la correción, y muy buenos los datos. Los desconocía.

Gurmes Karim, estamos de acuerdo. Aunque no creo que se llegue a tanto, sí, esos son los fundamentos discursivos.

Anónimo: leí la nota, muy buena.

Anónimo 2: dejé de ser un fracasado?

Mariano T: tu comentario desmorona todo mi análisis. Inmensa tu capacidad, gracias.

Comandante: muy bueno el post. Continuidad del anterior. saludos.


Bologer, sí, ahí lo leí. Hay otra en la nación de ayer, le piden a Barrionuevo que si siempre gana las elecciones, QUE NO SE PRESENTE EN POS DE LA RENOVACIÓN.
Hay gente que es así, medio boluda.