Miguel Bolazzo derrapando

Bonasso dice que “este es un gobierno de centro derecha”. Bueno, leo la nota. No hay ningún argumento. Excepto, claro, el TEMA de la lechería, pero en versión guiño progresista: los “intendentes del conurbano”. Ese submundo. Qué problema, no? La culta ciudad de Buenos Aires, puede elegir por porcentajes feudales a Macri, puede tener una oposición que, además de un cachiquengue, está fragmentada en mil. Puede tener colectoras –como la de Bonasso- pero, eso sí, ahí, la centro derecha, es un delincuente consumado como Macri, la centro izquierda está disputada por Ibarra y Filmus, pero el problema son “los intendentes del conurbano”. Obviamente, rastrear los antecedentes del ex Ministro de Subsidios a las escuelas porteñas, Daniel Filmus, con Groso, no es necesario: no es del conurbano, digamos. Hay una parte de la historia que me queda chica, o no la entiendo, o no se qué les pasa. Macri no es eje de las obsesiones de los progresistas, ahora. Es un delincuente que pasa desapercibido, que se lo cuestiona en su ineficacia, como si, “la ciudad”, podría estar mejor si Macri fuese eficaz con sus ideas aborrecibles. Ibarra, el banquero Heller y Bonasso, entonces, contra los fantasmas: los “intendentes del conurbano”. Vienen de apoyar entusiastas a De La Rúa, Chacho Alvarez y (en especial) Fernández Meijide, pero, para qué una autocrítica. "Los intendentes del conurbano" dice, mientras un gran talento político como Rodríguez Larreta se les caga de risa y Gabriela Michetti dice que es, como ellos, "progresista". En serio, si esa es la patriada que se proponen, conmigo no cuenten. Me da algo de vergüenza, de verdad, pertenecer a un mismo espacio que, sin tapujos, esboza ideas racistas, clasistas, como si nada. Sí, lo repito, no se me escapan los dedos del teclado: creo que es un insulto racista nombrar el TEMA de la lechería en versión progresista: los “intendentes del conurbano” sin mayores fundamentaciones de que se constituyan, así, en el retrato de una obsesión. ¿Es una categoría política, es una definición sociológica, es un partido político o es, una mafia organizada? No sé, nunca lo revelan, menos mal, porque, todos sabemos qué dicen: y lo que dicen es, francamente, racista. Sobretodo, porque hablan desde una ciudad, perdón, “la ciudad” donde su “jefe de gobierno” es un delincuente de cuello blanco, capaz de hacerle más daño al país que todos los “intendentes del conurbano” y, ya que estamos, de sus votantes, esos mamíferos llevados de la naríz a votar a la mafia, ufff, hasta que "las clases medias los libereb del clientelismo". Por favor. Solamente recordarles que “la ciudad” tiene de “jefe de gobierno” a Mauricio Macri, gracias a que Ibarra fue echado, en buena medida por carecer de un proyecto político con sustento –basado, digamos, en partiditos como el Solidario, el de la Revolución Democrática y otras pymes similares que se proponen como superación de los “intendentes del conurbano”- y en otra medida, por ser un gobierno liberal de centro derecha, perdón, pero si el gobierno de Cristina Kirchner es de centro derecha, ¿el de Ibarra donde queda?. Ni hablar el de Macri.
Es una pena porque Bonasso me cae bien, me parece un tipo simpático, valioso, pero sumarse al tren fantasma del progresismo, ser elogiado por Clarín, pretender una construcción política con Ibarra y Heller que esté a la izquierda de sus propios sueños, no, vamos, no jodamos. A todo esto: ¿en qué congreso partidario se decidió lo que Bonasso dice por Clarín?

Perder por paliza una elección, no haber sacado en la boleta sábana colectora más que el 10% y pretender dar cátedra sobre aliados, vamos, che, no es serio. No es serio. Nada más.
Hay cosas más urgentes que conseguirles laburo a la “gente de la cultura” que era ñoqui de Ibarra (los principales enojados con Macri son ellos, es demasiado evidente y poco serio que esa sea la oposición, pero es así), o conseguir más subsidios para el Credicoop o quedar simpático en el diario de no se quién que dirige Lanata y Ximena Capristo. La interna porteña, fragmentada en bequitas, me tiene sin cuidado, pero en el fondo es el meollo de este asunto. El problema es la desigualdad social, cultural, territorial, la construcción de estructuras socioeconómicas que sustenten un desarrollo inclusivo y la fuerza política y social para sostenerlo, el problema, no jodamos, no es la pobreza: es la riqueza, de los aliados de la Rural (como la mayoría de estos progresistas, con la excepción, rescatable y valorable, de Libres del Sur, Bonasso, Sabatella), de Clarín, de la Asociación Empresaria Argentina. Si de eso vamos a hablar, a cuestionar al gobierno, estoy con ustedes. Me sumo, ya. Pero si el problema es de color de piel, miren, mejor mírense el ombligo, vean el 60% de votos de Macri, cállense la boca y armen algo serio ahí, donde tienen inmensas posibilidades, en el distrito federal, después, si quieren, pueden armar sus pymes en La Matanza y poner una sucursal y disputar con la rosca a ver si pegan la boleta de Kirchner a la popular candidatura del Huevo Ceballos, pero mientras tanto, un poco de autocrítica, algo de seriedad, menos coqueteos con la parte linda de la sociedad, y un poco de sensibilidad social, solidaridad y comprensión de que el país es más de esos negros simios que de ustedes, tan refinados, siempre preparados desde su banca legislativa a aplicar las recetas que, todos sabemos, traerán equidad social y libertad y cultura, siempre a punto, siempre diferentes, qué chicos críticos, uau, toy extasiado, lástima que o me caliento o no los tomo en serio. Los votantes de los "intendentes del conurbano" son los que han salvado a este país de la desintegración social y política, a las que nos llevaron los neoliberales peronistas y los neoliberales progresistas, que implosionaron en el 2001. Los votantes legítimos, los segmentados, son los que han hundido invariablemente a este país.

Es doloroso decirlo, pero cada vez me siento más lejos de ese progresismo que, solamente tiene reportajes cuando quiere cuestionar al kirchnerismo, pero eso no es construir una fuerza social superadora, eso es el típico narcisimo porteño del progresista, el que derivó en la caída de Ibarra, cuando el Frente Grande tenía un solo diputado, y los monobloques y diferenciaciones, de gente que entró en boletas sábanas (ojo, Macaluse, no es con vos la cosa: yo creo que sos coherente, simepre traicionaste, nunca fuiste leal a nadie, y eso te da cierta coherencia) y que al ratito, y por internas nimias, sufre de psicoanalíticos alardes ideológicos. Esa historia ya la vi. Termina en Macri. Empieza en Ibarra y termina en Macri, pero, eso sí, el problema es el TEMA de la lechería.

balvanera dijo...
Estoy de acuerdo en lo básico, Carrasco, si lo básico es que hay un prejuicio racista que ve demonios en los intendentes del conurbano y no critica para nada a la progresía clasemediera capitalina (que no es distinta de la progresía rosarina o entrerriana, ¿o sí?), pero se te fue la mano, y voy a salir a defender a Heller, que no es cierto que haya apoyado a la Alianza en la puta vida, y que, que yo sepa, sigue estando en lo fundamental sosteniendo la defensa del gobierno y el proyecto de Kirchner, aunque sus hasta ahora socios Bonasso e Ibarra se alejen. Y no es banquero: es gerente de un banco cooperativo, que es otra cosa, y la diferencia no es formal: sé de lo que hablo porque me gano el sueldo trabajando para la revista del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (y no me avergüenza para nada, en este caso, defender a la patronal). No confundas, no todos los "progres" son iguales: sobran los motivos para desconfiar de la progresía en general, pero tratá de no meter a todo el mundo en la misma bolsa o al menos de no dejar de considerar la posibilidad de que existan excepciones. Y en cambio sí estas confundido con Bonasso, cuando decís que te cae bien y que es un tipo valioso: Bonasso es un chanta, un oportunista. Te aclaro que yo también lo veía como vos y, más aun, cuando fundo el PRD intenté incorporarme, y ahí empecé a sentir las primeras decepciones: estaba lleno de buenísima gente pero también de politiqueros y trepadores y escoria desplazada de otras fuerzas. No construyeron nada en lo político, acapararon puestos en la gestión de la ciudad, se dedicaron a cobrar sueldos (sin laburar, muchos de ellos, e incluso echando de sus puestos a gente que sí laburaba) y se disgregaron. Después formó Diálogo por Buenos Aires con Heller e Ibarra, con lo que consiguió ser reelecto como diputado, pero tampoco construyó nada: consiguió su objetivo de ser reelecto, nada más. Ahora quiere conseguirlo con Sabatella y Libres del Sur porque por otro lado habrá visto cerrada la puerta o habrá hecho el cálculo de que el proyecto kirchnerista se cae, andá a saber. Pero la verdad es que con la ida de Bonasso no se pierde absolutamente nada.