17 dic 2008

Una radiante mañána estival

Mientras iba caminando por el Barrio Guadalupe, en Santa Fe, mirando las casas elegantes, los jardines verdes y cuidados, los perros limpios y de raza y bien alimentados y con moños rosa en la cabeza y frenó un celular de la policía y bajaron siete oficiales fuertemente armados. Eran de la División de Flora y Fauna y al lado paró un colectivo de la División de Abigeato y los bomberos acordonaron la zona y qué pasa, reporteros entrevistando a mujeres que gritaban y algo ahí en el arbusto frente a la costanera.
Unos bomberos bajaron del camión una red inmensa, cuerdas y sogas.
Se formaron en círculo, con las sogas y la red y avanzaban lentamente hacia el arbusto.
Detrás, la formación de policías en línea apuntaba con escopetas, los brazos rígidos y tiesos.
El círculo de bomberos avanzaba lentamente. Coordinados, pero paso a paso.
Hasta que hubo un griterío, tiraron la red, las sogas, un silencio estremecedor, una maya inmensa que la cerraron con la soga y toda la gente que estaba detrás de la cinta amarilla estalló en vivas y aplausos, los policías bajaron las escopetas, los bomberos también aplaudieron. Las adolescentes de un equipo de Hockey le daban besos a los policías las señoras los aplaudían los hombres sonreían satisfechos y yo no sabía qué mierda pasaba.
Saqué mi credencial, me acerqué al que tenía pinta de jefe –recios bigotes, que contrastaban con una voz de mariquita: yo pensé, éste debe ser travesti- y ahí me explicó, el comisario:


-Un pobre logró entrar en esta zona. Pero ya lo tenemos controlado.

No hay comentarios.: