6 ene 2009

Grandes interrogantes literarios






Al verano en Paraná le falta algo. Así que, a MI intendente querido, pensaba hoy, voy a mandarle un mail con la siguiente propuesta (que tiene el objetivo de que no parezca dormido):
Concurso Literario Municipal de cuento breve de Ciencia Ficción.
-Tema: Encuéntrele un rasgo progresista a la Intendencia.
-Jurado (convocar a gente neutral como): Joaquín Morales Solá, Mariano Grondona y Hernestino Amigazo TNmbaun.

Es una buena idea. Todo esto a cuento porque me desayuno (literalmente, eh: me tuve que levantar a las 10 de la mañana) con la novedad de que en Paraná los bares deberán cerrar a las tres de la mañana y los boliches, atención juventud andante drogadicta y delincuencial, a las cinco. Muy lindo todo.
Así que siguiendo el consejo de MI intendente, no me acosté temprano pero abrevié las horas de sueño porque tengo que ir a hacer algo tan saludable y bienintencionado como pagar cuentas en Santa Fe. Hurra.
A las diez sonó el despertador. El reloj de mi teléfono celular, porque no tengo despertador. Pero, alto!, no es que no tenga despertador por perezoso, pchts, nou chiquito, es porque estamos pensando en un proyecto a largo plazo, en políticas de estado que garanticen la distribución del ingreso con equidad, la república, la división de poderes y la sana convivencia en un marco de tolerancia respetando las diferencias y encauzando los distintos matices en las instituciones de modo de garantizar, en fin, no me peguen, soy socialista.
Así que a las diez y cuarto ya había cumplido con los horarios de MI intendente, había abierto las ventanas, lavado los vasos, la cara, en fin, toda la resaca de la noche, incluído un café con leche sin resolver. Una pinturita. Si hubiese más argentinos de bien, madrugadores y patriotas como yo y Mariano T, ahhh, qué país seríamos. Posta, loco.
Regué a Braden (mi planta invasiva), y acá viene el asunto, porque, aunque siempre la pobre Braden pelea en el balcón contra los bichos y los tarascos de Polémico (con hambre, aunque yo le digo: porqué no trabajás, vago atorrante, tiene, digamos, vocación de Plan Social, así nos va…con Roca esto no pasaba) había un pajarito que salió volando ante la presencia de este ortiva. El ortiva se alejó de Braden (última, además de los zapatos negros en el armario, herencia de mi pequeña, que se fue y me dejó regando las plantas, snif) y el pajarito volvió. Así que el ortiva, que es amante de la naturaleza, los recursos minerales y Proyecto Sur, volvió para espantar al pajarito al grito de LEY DE GLACIARES YA…
Y me di vuelta y el pajarito no volvió.
Pensé: necesito un espantapájaros. Y pensé, también, en conseguir un muñeco tipo Luis D’ Elía. Y me acordé, entonces, de Oliverio Girondo. Los raros caminos de la memoria. Los pajaritos. El espantapájaros. Una vez leí una entrevista a Olga Orozco, fue hace mucho y ni siquiera recuerdo dónde.
Olga Orozco contaba cómo conoció al autor de Espantapájaros. La poetisa era chiquita, ponele 14 años, y admiraba a Girondo. Y lo encontró en un restaurant comiendo polenta con pajaritos.
Volví a leer, y sorprendido, y hasta el día de hoy sorprendido, releí. ¿Polenta con pajaritos?
Es probable que, si paseó un espantapájaros con un carro por las calles de Buenos Aires para promocionar su libro homónimo al muñeco (en la onda, también, de las vanguardias ultraístas de principios del siglo pasado, haciendo pavadas que, se supone, son intervenciones artísticas, en fin, todo eso que se dice que pasó en los sesenta en el Di Tella con 200 personas antes de que se inventen los ansiolíticos y parece que fue “un clima de época”) , es probable que esté tan loco como para comer polenta con pajaritos. Pero que te lo sirvan en un comedor? No, la única explicación son dos (por tanto no es única, botarate) o bien es mentira de Olga Orozco, o bien le mintió Oliverio a ella.
También es probable que nunca haya leído yo esa entrevista, o no tenga esos protagonistas (creo estar seguro, peeero, no sé, desde que detesto el periodismo me agarró cierta tentación por ser preciso y decir la verdad) en cualquier caso, siempre y ante la duda, se debe partir del presupuesto de que yo tengo razón. Eso es lo que no entendía ella, pero todas las mujeres son iguales.
¿Existía la comida polenta con pajaritos, alguien puede ser tan asqueroso? ¿Comía esa aberración Oliverio Girondo? ¿Lo saben las chicas que estudian letras y son vegetarianas, casi budistas y recontra boludas?
A ver, Schussheim, por favor, contestame que capaz vos almorzaste alguna vez con Oliverio. ¿Oliverio se la comía?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Carrrasco tás cada vez más desopilante!1!!!1!

Cuando no defendés a Kirchner me río con vos, cuando lo defendés me río de vos...

Uopa!

Unknown dijo...

Gracias, estaba a punto de cumplir dos días sin que un anónimo me gaste. Ya me estaba sintiendo solo.

Anónimo dijo...

Pagar impuestos es un acto de profundo contenido republicano.
Quien no pague los impuestos, debería ser condenado por todos los evangelios canónicos y por el código de ética profesional que define la virtud pública y la conducta del agronómico argentino ilustrado.
Sin embargo, el Codex Aureus contempla la redención a las penalidades derivadas de infringir normas impositivas. Para ello, el infractor –investido de autoconvocado- deberá participar de los cortes de ruta y desabastecimiento de la población. Hay bonificación por proferir improperios y exabruptos.

Felicidad para todos.

Policarpo Cuaresma