Felíz Cumpeaños!

Un día como hoy pero de hace dos años escribía en este blog por vez primera, y durante muchos meses era leído por 40 o 50 visitantes únicos. Marchitaba las tardes aburridas de oficina diciendo alguna barbaridad, y pronto se fue haciendo un pequeño –otro más- vicio.
Ahora entra acá más gente. Es un mundo pequeño, pero más grande. Más cercano que otras escrituras, que otras experiencias. Incluso, me hace bien. El periodismo, creo que hace 5 o 6 años, me tenía completamente harto. En cuanto pude, me lo saqué de encima. A veces, de vez en cuando, me vuelve esa veta, pero ya no del mismo modo. No oculto que creo en ciertas cosas, las defiendo y las milito. Y después, cuando tengo ganas de decir alguna barbaridad, la digo. Acá, a Gerardo Fernández le cuento el inicio de esto. Y el caso es que tiene dos años. Y todavía tengo un montón de entradas guardadas, para cuando me ausento. Todavía se me ocurren ideas disparatadas, mirando a la ventana en ese pedazo de la vida que paso mirando la ventana de un colectivo. Si tuviera auto, no sería así.
Todavía pasa que cuando corrijo algo escrito, y me gusta, nadie le da pelota. Cuando ando furioso, o me pego una bocanada de vida como si un instante fuese imposible, y escribo y pulso con un chasquido la tecla enter, por ahí, hay gente que dice que está bueno.
Y todavía tengo ganas de pelear, mal carácter, mordacidad y esa cosa de mezclar en dosis adictivas fanatismo y tozudez, aún cuando tenga que vérmelas contra la realidad. Todavía, incluso, me divierto mucho.
Una parte de mi vida se ha quedado acá. Puede no ser importante para vos que ahora estás leyendo, y lo bueno es que todavía, acá, en ese trocito, tengo el pequeño e inmenso gusto de no pensar demasiado en lo que a vos te importe. Pero podemos coincidir. Hay gente con la que sucede. Y eso, también, me alegra mucho. De verdad.
Cumple dos años este lugar, pasó por muchos cambios, fue ciclotímico, es como una novia lejana: tiene sus altibajos, y con el tiempo, uno idealiza, o mejor dicho, se torna selectivo para los recuerdos. Esas cosas ayudan a vivir.
Y sin lectores no hubiese seguido, aunque la tozudez sea importante, cierta terquedad de darle y darle. Pero podría no haberse dado. Quiero que se sepa que para mí ya valió la pena. Ya superé ese umbral. Así que hoy, bueno, que cumple años, es un lindo día para decirlo. Dos años no es mucho, pero dadas las condiciones, estimo que sí. Si hoy tuviese que empezar, haría de otro modo las cosas. Pero es por eso que hoy no tengo que empezar. Así sucede, siempre. Y nada más. Seguro que habrá más años, cuerda siempre queda. Y sino, se inventa.