es la tapa de Clarín, aunque, desde hace rato, se viene insinuando. Kirchner, a diferencia de los anteriores presidentes tras la reforma constiucional del 94 -que le dio electoralmente a la provincia de Buenos Aires un peso estratégico- se ocupó permanentemente de esta provincia. La hizo, incluso, su bastión. Un modelo, además, que tienda a la reindustrialización del país, debía prestarle atención específica, más si tiene este modelo una conducción política de tinte peronista.
Lo novedoso es que en el 2005, la transversalidad encarnada por Cristina Kirchner fue la que barrió con la ortodoxia del duhaldismo y de ese modo, además, con quien pactara territorialmente con el menemismo: la construcción peronista bonaerense.
La búsqueda del partido justicialista por parte del kirchnerismo tenía como correlato, entonces, volver a poner a la provincia de Buenos Aires al centro. Y ahora, con Kirchner de candidato entonces, y cerrada la provincia de Buenos Aires, viene el tiempo de retomar la senda de la transversalidad: esto es, ocuparse de intentar hacer una buena elección en Rosario, Córdoba ciudad, Capital Federal, Mendoza. Distritos donde tiene y tuvo sentido la trasnversalidad.
Pero estas variantes de conformación política, que se piensan a sí mismas como superadoras y desintegradoras por eso mismo del otro -trasnversalidad y justicialismo post menemista- sólo podían convivir y aportarse mutuamente en la medida en que, el liderazgo de Kirchner sea pendular, esté en la cima de la popularidad y recomponga rápidamente las fugas de ciclotímicos traideros de ambos bandos: Ibarra y Felipe Solá, Binner y Das Neves, Luis Juez y Duhalde.
Para esto, es necesario renovar permanentemente el liderazgo, ponerlo a prueba, mostrar que las variantes por fuera del kirchnerismo -el partido Sí pero No para el progresismo banqueril y la tosquedad de los Saá para los ex menemistas- no tienen destino.
Eso busca entonces la candidatura de Kirchner.
La precandidatura, digamos. Se concrete o nó, se verá: el efecto, a mi entender, lo consigue igual.
Y lleva, como contra indicación, a dotar a la oposición de un argumento potente para unificarse: esa es la contracara. Pero, a la vez, si la oposición se unifica, las variantes de ex menemistas o ex delarruistas, quedan prontas sin destino.
Es una buena jugada.
Ahora sí, las críticas
5 comentarios:
Lucas no creo que se de pero si se da que los republicanos vayan despidiéndose de la Pcia de Bs. As. A la Legislatura van a ir a sacarse fotos nomás.
Un abrazo
Fue primicia, entre el Ingeniero y Lucas. Aunque Lucas siempre fue el optimista del gol, y el Ingeniero, con buena info, decía que no.
No creo que se anime porque pierde.
Es pingüino pero no boludo.
Néstor, el punto igual me parece que son los efectos sobre el rpesente, independientemente de que se de (y yo creo que sí).
Ezequiel, de cualquier modo, hay que esperar, che!
Mariano T, es cierto el axioma, porque vos no sos pinguino.
Hoy Néstor es piantavotos en muchos lados, en Santa Fe Reutemann le dice a Néstor, no vengas que estoy 5 puntos abajo de Binner y no me ayudás. Zamora le dijo a los Kirchner que no era necesario que se acerquen.
Pero en la provincia de Buenos Aires cuan piantavotos o no es Néstor todavía está por verse y es muy debatible. Pero en general estoy de acuerdo con Mariano, hoy Néstor hace que te vote menos gente.
Chicanita : Por qué no considerás al kirchnerismo una variante de ex menemistas?
El Lurker
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